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lunes, 6 de mayo de 2013

MIRANDO PASAR LOS HECHOS

¿ POR QUE EL SEMINARIO SE QUEDO SIN FONDOS?

Ante el estupor general de la diocesis, nos enteramos hace unas semanas que Monseñor Martinez ha decidido no aportar mas fondos, desde el obispado, para el Seminario Mayor San Miguel Arcangel, dejando a la buena de Dios y de nosotros, el porvenir del mismo.
Semejante decision deberia esta sujeta a la mas seria reflexion y meditacion, ya que la misma no afecta solamente el estomago de los seminaristas y sacerdotes que viven alli, sino que pone EN SERIO RIESGO EL FUTURO DE LAS ALMAS. Asi las cosas, cada familia deberia mantener a su hijo  en el seminario y a su vez cada una de las actividades, de los profesores, de los viajes, de las misiones, de los encuentros, de los vehiculos, de los libros, de los apuntes, de la ropa, de los insumos,etc x cientos.
 

Pregunto, ¿ no hubiera sido mas acertado disminuir un poco los aportes pero sin cortar del todo los mismos?; ¿ acaso no se analizo la posibilidad de que muchos seminaristas o sea futuros sacerdotes, tengan que abandonar el seminario o estar en el en condiciones que no les permitan ni siquiera hacer mision?; ¿ por que dejar de solventar estos gastos IMPORTANTISIMOS como es la formacion de los futuros sacerdotes y si pagar los gastos de visita de un CARDENAL MASON que a nadie agrada?; y en vez de quitarle dinero al seminario, ¿ no se le podria quitar aportes a la PASTORAL DE LA JUVENTUD que lo unico que hace es perderla?
Para pensar...........
Que el Señor Jesucristo, Supremo Sacerdote de luz al obispo para que revea tan erronea decision.    







sábado, 4 de mayo de 2013

EL PEOR DE LOS MALES



‘La náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado’.

Aborto libre y progresismo



En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto libre, me ha llamado la atención un grito que, como una exigencia natural, coreaban las manifestantes: «Nosotras parimos, nosotras decidimos». En principio, la reclamación parece incontestable y así lo sería si lo parido fuese algo inanimado, algo que el día de mañana no pudiese, a su vez, objetar dicha exigencia, esto es, parte interesada, hoy muda, de tan importante decisión. La defensa de la vida suele basarse en todas partes en razones éticas, generalmente de moral religiosa, y lo que se discute en principio es si el feto es o no es un ser portador de derechos y deberes desde el instante de la concepción. Yo creo que esto puede llevarnos a argumentaciones bizantinas a favor y en contra, pero una cosa está clara: el óvulo fecundado es algo vivo, un proyecto de ser, con un código genético propio que con toda probabilidad llegará a serlo del todo si los que ya disponemos de razón no truncamos artificialmente el proceso de viabilidad. De aquí se deduce que el aborto no es matar (parece muy fuerte eso de calificar al abortista de asesino), sino interrumpir vida; no es lo mismo suprimir a una persona hecha y derecha que impedir que un embrión consume su desarrollo por las razones que sea. Lo importante, en este dilema, es que el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio.
La socióloga americana Priscilla Conn, en un interesante ensayo, considera el aborto como un conflicto entre dos valores: santidad y libertad, pero tal vez no sea éste el punto de partida adecuado para plantear el problema. El término santidad parece incluir un componente religioso en la cuestión, pero desde el momento en que no se legisla únicamente para creyentes, convendría buscar otros argumentos ajenos a la noción de pecado. En lo concerniente a la libertad habrá que preguntarse en qué momento hay que reconocer al feto tal derecho y resolver entonces en nombre de qué libertad se le puede negar a un embrión la libertad de nacer. Las partidarias del aborto sin limitaciones piden en todo el mundo libertad para su cuerpo. Eso está muy bien y es de razón siempre que en su uso no haya perjuicio de tercero. Esa misma libertad es la que podría exigir el embrión si dispusiera de voz, aunque en un plano más modesto: la libertad de tener un cuerpo para poder disponer mañana de él con la misma libertad que hoy reclaman sus presuntas y reacias madres. Seguramente el derecho a tener un cuerpo debería ser el que encabezara el más elemental código de derechos humanos, en el que también se incluiría el derecho a disponer de él, pero, naturalmente, subordinándole al otro.
Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía». En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para estos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después, el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló. El embrión era vida, sí, pero no persona, mientras que la presunta madre lo era ya y con capacidad de decisión. No se pensó que la vida del feto estaba más desprotegida que la del obrero o la del negro, quizá porque el embrión carecía de voz y voto, y políticamente era irrelevante. Entonces se empezó a ceder en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil y la no violencia. Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Los demás fetos callarían, no podían hacer manifestaciones callejeras, no podían protestar, eran aún más débiles que los más débiles cuyos derechos protegía el progresismo; nadie podía recurrir. Y ante un fenómeno semejante, algunos progresistas se dijeron: esto va contra mi ideología. Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado. ‘ABC’ Esp. 2007.XII.20


  
 "Lo que yo presencié en la industria del aborto"
  
Carol Everett estuvo en la industria del aborto del área de Dallas-Texas, desde 1977 hasta 1983. Como directora de cuatro clínicas, propietaria de dos, Everett, quien se hizo un aborto poco tiempo después de que fuera legal en 1973, ahora habla...
  
  


¿Cuál es la fuerza que gobierna a la industria del aborto?

        El dinero. Es un negocio muy lucrativo. Es la industria no regulada más grande en nuestra nación. La mayoría de las clínicas trabajan con muchas sucursales porque son muy lucrativas.

¿Cuánto dinero estaba ganando en la industria del aborto antes de que renunciara?

        Estaba ganando una comisión de $25 dólares por cada aborto que yo "vendía". En 1983, el año en que me fui, había ganado aproximadamente 250.000 dólares. Pero en 1984 esperábamos operar en cinco clínicas, interrumpiendo cerca de 40.000 embarazos, y con esa proyección yo calculé ganar un millón de dólares. Dinero, dinero, dinero, allí era donde estaba mi corazón.

¿Por qué se refiere usted a "vender abortos"?

        El producto, el aborto, es hábilmente comercializado y vendido a la mujer en un momento de crisis en su vida. Ella compra el producto, lo encuentra defectuoso y quiere regresarlo para un reembolso. Pero es demasiado tarde. Su bebé está muerto.

¿De qué manera es engañada la mujer?

         De dos maneras: el personal de la clínica y los vendedores de abortos deben negar la personalidad del bebé y el dolor causado por ese procedimiento. Cada mujer tiene dos preguntas en la conciencia: "¿Es un bebé?" y "¿Me dolerá mucho?" Los abortistas deben responder: "NO". Ellos deben mentir para asegurarse el consentimiento de la mujer y el pago a la clínica. A la mujer se le dice que estamos tratando "el producto de la concepción" o "un coágulo de sangre". A ellas se les dice que sentirán sólo ligeros calambres, mientras que en realidad el aborto es extremadamente doloroso.

¿Qué tipo de consejos se ofrecían en las clínicas?

         En las clínicas en las que yo estuve envuelta no hacíamos nada para aconsejar. Sólo respondíamos las preguntas que las mujeres nos hacían y tratábamos de no "hundir el barco". No discutíamos alternativas al aborto a menos que la mujer nos forzara a hacerlo. Vendíamos abortos.

¿Cuáles eran los métodos de aborto que se usaban en sus clínicas?

         En su mayor parte, la industria del aborto dejó de usar los procedimientos salinos y de prostaglandina debido al número de nacimientos vivos. Un nacimiento vivo significa que usted debe dejar que el bebito muera, o deshacerse de él de una manera repugnante. La mayoría de los abortistas usan el método de D y E (dilatación y evacuación) para el segundo y tercer trimestres. El abortista usa largos fórceps para despedazar al bebé dentro del útero de la madre y para remover los pedazos. Así se evitan los efectos secundarios de nacimientos vivos y que la mamá pase por la experiencia de un parto. Pero éste es un procedimiento horrible en el cual el bebé despedazado debe ser reconstruido fuera del útero para asegurarse de que salieron todos los pedazos.

¿Cómo se deshacen de un bebé abortado?

         En nuestras clínicas, los echábamos en el triturador de basura. Nosotros usamos el modelo más potente. Algunos músculos de bebés de segundo y tercer trimestre eran tan fuertes que, como el bebé no se iba a triturar, teníamos que tirarlos en recipientes de basura.

Se supone que el aborto es una experiencia "sin riesgo". ¿De qué complicaciones puede usted dar testimonio?

         En los últimos 18 meses en que estuve en el negocio, hicimos más de 500 abortos al mes y matando o mutilando a una mujer cada 500. Las complicaciones más comunes son perforaciones o rasgaduras en el útero y muchas de éstas terminan en histerectomías. El abortista también puede cortar o dañar las vías urinarias, lo cual requiere reparación quirúrgica. Una complicación que rara vez se hace pública es en la que el abortista perfora el útero y saca los intestinos por la vagina, ocasionando la colostomía. Algunas de éstas pueden volverse atrás, pero otras colostomías son para el resto de la vida.

¿Cómo esconden al público esas muertes y complicaciones?

         Se monta a la mujer en mi carro (una ambulancia parada afuera de una clínica de abortos es una pésima publicidad) para transportarla a un hospital que proteja al doctor y la reputación de la clínica de abortos. La preocupación no es por la paciente sino solamente por guardar una reputación intachable. Es necesario cubrir la forma con los familiares de la paciente que están tratando de lidiar con sus sentimientos de culpabilidad y otras emociones debidas a la situación y no quieren enfrentarse con la presión adicional de que se exponga la verdad a través de los medios de difusión.

¿Por qué se salió usted del negocio de abortos?

         Dos cosas entraron en juego al mismo tiempo. Experimenté una profunda transformación religiosa: una conversión. Y casi al mismo tiempo que estaba cambiando de parecer, una estación televisiva de Dallas hizo una denuncia en la que exponía los abortos que hacíamos en mi clínica a mujeres que no estaban embarazadas ¡todo por dinero! Finalmente me di cuenta: "No estamos ayudando a las mujeres, estamos destruyéndolas, y también a sus hijos". Para entonces mi transformación estuvo completa y caí en la cuenta de que no solamente debía abandonar mi participación en la industria del aborto, sino que tenía que ayudar a promover la verdad.

jueves, 2 de mayo de 2013

ANTE LA TIBIEZA REINANTE....

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IGLESIA CATÓLICA EXCOMULGA A SACERDOTE DE IDEAS LIBERALES

Pysn (Brasil/30/abr/2013)  El sacerdote Roberto Francisco Daniel, de 48 años, de la Diócesis de Baurù , en el interior de Sao Paulo, fue excomulgado y acusado de “herejía” en un comunicado de la Iglesia Católica, por aparecer en un video en donde admitía que puede existir  amor entre personas del mismo sexo, un tema tabú para el catolicismo.
 
En el comunicado se expresa que “El referido padre hirió a la iglesia con sus declaraciones consideradas graves con los dogmas de la fe católica, contra la moral y por la deliberada negativa de obediencia a su pastor, incurriendo por tanto, en el gravísimo delito de herejía y cisma, cuya pena (…) es la excomunión”.
En el video divulgado la semana pasada, además de admitir el amor homosexual, Daniel cuestionó criterios tradicionales de fidelidad en el matrimonio al señalar que no hay traición cuando los integrantes de una pareja tienen relaciones extraconyugales si se trata de una pareja “abierta”.
El padre se refiere a la iglesia como una “monarquía teocrática” en la que “no hay democracia”, aunque admite que en la actualidad hay más oportunidades de diálogo con la jerarquía.
En uno de los trechos más polémicos de la entrevista comentó que “una cosa que ocurre con muchos matrimonios es la cuestión de la bisexualidad, eso ocurre con más frecuencia ahora por la cuestión de la libertad sexual. El hombre se enamora de otro hombre o la mujer se enamora por otra mujer, los dos siendo casados. Aquí existe amor también”.

Facebook y Twitter, Daniel registraron una breve declaración acerca de la excomunión: “Me siento honrado de pertenecer a la larga lista de personas que han sido asesinadas y quemadas vivas para el pensamiento y la búsqueda de conocimiento.”
En uno de los videos recientes que publicó en YouTube.com y su propia página web, el sacerdote dijo que una persona casada que optó por tener una aventura, heterosexual o de otro modo, no sería infiel, siempre y cuando el cónyuge de esa persona lo permita. “Si alguien está en una relación extramarital, y esa relación es aceptada por el cónyuge, entonces la fidelidad todavía existe”, dijo.
En una entrevista telefónica, Daniel dijo que sus declaraciones “son reflexiones personales que deben ser consideradas y discutidas en el diálogo con la Iglesia.” La excomunión, dijo, es “el hecho triste de una iglesia tibia y desconectada que está fuera de contacto con la sociedad de hoy en día.”
La diócesis mantiene un experto en la iglesia en la ley canónica para supervisar el proceso de excomunión. La diócesis también inició un proceso separado en el Vaticano a través del cual Daniel se despojó de la autoridad clerical.

lunes, 29 de abril de 2013

CARTAS DE SANTA CATALINA DE SIENA AL PAPA

Carta I - A Gregorio XI

A GREGORIO XI (1370 - 1378)

En nombre de Jesucristo crucificado
y de la dulce María

SANTÍSIMO y carísimo y dulcísimo padre en Cristo dulce Jesús: Yo, vuestra indigna hija Catalina, sierva y esclava de los siervos de Jesucristo, os escribo en su preciosa Sangre, con deseo de ver en vos la plenitud de la divina Gracia, tanto y de tal modo que seas instrumento y causa, mediante la Gracia divina, de la pacificación de todo el universo mundo. Y así os ruego, dulce padre mío, que con solicitud y ávido deseo de la paz y honra de Dios y salvación de las almas usáis el instrumento de vuestra eficacia y poder. Y si me dijeses, padre: "iEl mundo está tan turbado!, ¿de qué modo llegará a la paz?", digoos de parte de Cristo crucificado: tres cosas principales os conviene obrar con vuestro poder. Una es que del jardín de la Santa Iglesia arranquéis las flores hediondas, llenos de inmundicia y de avaricia, hinchadas de soberbia… esto es, los malos pastores y prelados, que envenenan y corrompen este jardín. ¡Ay de mi, gobernador nuestro, usad de vuestro poder para desarraigar esas flores! Arrojadlas fuera, que no tengan ya que gobernar. Procurad que traten de gobernarse a sí mismos en santa y buena vida. Plantad en este jardín flores olorosas, pastores y prelados que sean verdaderos siervos de Jesucristo, que no atiendan a más sino a la honra de Dios y a la salud de las almas y que sean padres de los pobres.
iAy de mí, cuánta confusión es ver que los que debían ser espejo de pobreza voluntaria y humildes corderos, distribuyendo los bienes de la Santa Iglesia a los pobres, hayan amontonado tantas delicias, posesiones, pompas y vanidades del mundo, más que si estuviesen mil veces en el siglo! Hasta muchos seglares pudieran causarles vergüenza, con el ejemplo de su buena y santa vida. Pero parece que la suma y eterna Bondad obliga a que se haga por fuerza lo que no se hizo por amor… parece permitir que los honores y delicias le sean arrebatados a su esposa, como si mostrase querer que la Iglesia santa volviese a su primer estado de pobrecillo, humilde, manso, como era en aquel santo tiempo, cuando no se atendía a más que a la honra de Dios y a la salvación de las almas, y no como después, cuando ha mirado más al cuidado de las cosas temporales… que al de las cosas espirituales y no temporales. Pues las sólo espirituales han ido de mal en peor. Y así, mirad que Dios, con ese designio, le ha permitido mucha persecución y tribulación. Mas, esforzáos, padre, y no temáis por ninguna cosa que haya sobrevenido o sobreviniese, que Dios lo hace por llevar a perfección su estado, para que en este jardin se apacienten corderos, y no lobos devoradores del honor que pertenece a Dios, honor que roban y se lo dan a sí mismos. Esforzáos en Cristo dulce Jesús, que yo espero que su ayuda, la plenitud de la divina Gracia, el sostén y el socorro divinos, serán con vos si os comportáis según lo anteriormente dicho.
De guerra pasaréis a grandísima paz, de persecución a grandísima unión… no con poder humano, sino con la santa virtud venceréis a los demonios visibles de las inicuas criaturas y a los invisibles demonios, que nunca duermen entre nosotros.
Pero pensad, dulce padre, que difícilmente podréis hacer esto si no ejecutáis las otras dos cosas que deben cumplirse antes de la ya mencionada y éstas son el que vengáis vos y que enarboléis el estandarte de la santísima cruz. Y no os falte el santo deseo por ningún escándalo ni rebelión de alguna ciudad, que vos visteis u oisteis… antes, enciéndase más el fuego del santo deseo para querer hacerlo más pronto. Y no retardéis vuestra venida. No creáis al demonio, que se da cuenta de su daño, y por ello se ingenia en escandalizaros, y en haceros renunciar a vuestras cosas para que perdáis el amor y la caridad e impedir vuestro regreso. Yo os digo, padre en Jesucristo que vengáis pronto como cordero manso. Responded al Espiritu Santo que os llama. Yo os digo: venid, venid, y no esperéis al tiempo, que el tiempo no os espera. Entonces haréis como el desangrado Cordero, cuyas veces representáis: que con las manos desarmadas mató a nuestros enemigos, viniendo como cordero manso, usando sólo el arma de la virtud del amor, mirando sólo al cuidado de las cosas espirituales y a devolver la Gracia al hombre que la había perdido por el pecado.
¡Ay de mi, dulce padre mío, os digo y suplico que vengáis a desbaratar con vuestras dulces manos a nuestros enemigos! De parte de Cristo crucificado os lo digo: no queráis creer a los consejeros del demonio, que desearían impedir tan santa y buena determinación. Sedme hombre viril y no tímido. Responded a Dios que os llama que vengáis a tener y poseer el lugar del glorioso pastor San Pedro, cuyo vicario sois. Y alzad el estandarte de la santa cruz: que como por la cruz fuimos librados (así dice San Pablo), así alzando este estandarte, que me parece refrigerio de los Cristianos, seremos librados nosotros de la guerra y división y muchas iniquidades, y el pueblo infiel de su infidelidad. Y procediendo de este modo vendréis y obtendréis la reforma de los buenos pastores de la Santa Iglesia. Devolvedle el Corazón, que ha perdido, de la ardentísima caridad, pues tanta sangre le han absorbido los inicuos devoradores, que está del todo desvanecida. Pero esforzaos y venid, padre, y no hagáis esperar más a los siervos de Dios, a quienes ya aflige el deseo. Y yo, mísera entre miserables, no puedo esperar más… viviendo, me parece morir agotándome, viendo tanto menosprecio de Dios. No dilatéis la paz, por lo acaecido en Boloña… mas venid, que yo os digo que los lobos feroces pondrán su cabeza en vuestro regazo como mansos corderos y os pedirán, padre, misericordia.
No digo más. Ruégoos, padre, que oigáis y escuchéis lo que os dirá Fray Raimundo y los otros hijos que están con él, que van de parte de Cristo crucificado y de la mía… que son verdaderos siervos de Cristo e hijos de la Santa Iglesia. Perdonad, padre, mi ignorancia… y discúlpenme ante vuestra benignidad el amor y el dolor que me hacen hablar. Dadme vuestra bendición. Quedad en el santo y dulce amor de Dios. Jesús dulce, Jesús amor.

FESTIVIDAD DE SANTA CATALINA DE SIENA
















 


Una temprana vida de virtud
Santa Catalina nació en 1347 en Siena, hija de padres virtuosos y piadosos. Ella fue favorecida por Dios con gracias extraordinarias desde una corta edad, y tenía un gran amor hacia la oración y hacia las cosas de Dios. A los siete años, consagró su virginidad a Dios a través de un voto privado. A los doce años, la madre y la hermana de Santa Catalina intentaron persuadirla para llegar al matrimonio, y así comenzaron a alentarla a prestar más atención a su apariencia. Para complacerlos, ella se vestía de gala y se engalanaba con joyas que se estilaban en esa época. Al poco tiempo, Santa Catalina se arrepintió de esta vanidad. Su familia consideró la soledad inapropiada para la vida matrimonial, y así comenzaron a frustrar sus devociones, privándola de su pequeña cámara o celda en la cual pasaba gran parte de su tiempo en soledad y oración. Ellos le dieron varios trabajos duros para distraerla. Santa Catalina sobrellevó todo esto con dulzura y paciencia. El Señor le enseñó a lograr otro tipo de soledad en su corazón, donde, entre todas sus ocupaciones, se consideraba siempre a solas con Dios, y donde no podía entrar ninguna tribulación. 



Más adelante, su padre aprobó finalmente su devoción y todos sus deseos piadosos. A los quince años de edad, asistía generosamente a los pobres, servía a los enfermos y daba consuelo a los afligidos y prisioneros. Ella prosiguió el camino de la humildad, la obediencia y la negación de su propia voluntad. En medio de sus sufrimientos, su constante plegaria era que dichos sufrimientos podían servir para la expiación de sus faltas y la purificación de su corazón.

Intimidad y Celebraciones Esponsales con Jesús
Como una consagración más formal a Dios, a los diez y ocho años, Santa Catalina recibió el largo hábito blanco y negro deseado de la tercera orden de Santo Domingo. El hecho de pertenecer a una tercera orden significaba que la persona viviría la espiritualidad Dominica, pero en el mundo secular. Ella fue la primera mujer soltera en ser admitida. A partir de ese momento su celda llego a ser su paraíso, y se ofrecía a si misma en oración y mortificación. Durante tres años vivió como en una ermita, manteniéndose en silencio y sin hablar con nadie excepto Dios y su confesor. Durante este período, había momentos en que formas repugnantes y figuras tentadoras se presentarían en su imaginación, y las tentaciones más degradantes la asediaban. Posteriormente, el diablo extendió en su alma como una nube y una oscuridad tan grande que fue la prueba más severa jamás imaginable. Santa Catalina continuó con un espíritu de oración ferviente, de humildad y de confianza en Dios. Mediante ello perseveró victoriosa, y al final fue liberada de dichas pruebas que solo habían servido para purificar su corazón. Cuando Jesús la visitó después de este tiempo, ella le pregunto: "¿Dónde estabas Tú, mi divino Esposo, mientras yacía en una condición tan abandonada y aterradora?" Ella escuchó una voz que le decía, "Hija, estaba en tu corazón, fortificándote por la gracia." En 1366, Santa Catalina experimentó lo que se denominaba un ‘matrimonio místico’ con Jesús. Cuando ella estaba orando en su habitación, se le apareció una visión de Cristo, acompañado por Su madre y un cortejo celestial. Tomando la mano de Santa Catalina, Nuestra Señora la llevó hasta Cristo, quien le colocó un anillo y la desposó Consigo, manifestando que en ese momento ella estaba sustentada por una fe que podría superar todas las tentaciones. Para Catalina, el anillo estaba siempre visible, aunque era invisible para los demás.

Su servicio al prójimo
Luego de tres años de vida solitaria en su hogar, Santa Catalina sintió que el Señor la estaba llamando en ese momento a llevar una vida más activa. Por lo tanto, comenzó a relacionarse más con los demás y a servirlos. Dios recompensó su caridad con los pobres a través de varios milagros, a menudo multiplicando víveres en sus manos, y haciendo que ella pudiera llevar todo lo necesario a los pobres, lo cual no hubiera podido lograrlo de otro modo a través de su fortaleza natural. En su ardiente caridad, trabajó intensamente por la conversión de los pecadores, ofreciendo sus continuas oraciones y ayunos. En Siena, cuando hubo un terrible brote de peste, trabajó constantemente para aliviar a los enfermos. "Nunca se la vio tan admirable como en ese momento”, escribió un sacerdote que la había conocido desde su infancia. "Siempre estaba con los que padecían por causa de la peste; los preparaba para la muerte y los enterraba con sus propias manos. Yo mismo fui testigo del gozo con que los atendía y de la maravillosa eficacia de sus palabras, que dieron lugar a muchas conversiones."

Todos sus discursos, acciones y su silencio inducían a los hombres al amor a la virtud, de tal modo a que nadie, de acuerdo al Papa Pío II, que se acercara alguna vez a ella regresaba sin ser una mejor persona. Santa Catalina era capaz de reconciliar a los peores enemigos, más a través de sus oraciones que de sus palabras. Por ejemplo, un hombre a quien ella estaba tratando de persuadir para que llevara una vida virtuosa, cuando Santa Catalina vio que sus palabras no estaban teniendo efecto, ella hizo una pausa repentina en su discurso para ofrecer oraciones por el. Sus oraciones fueron escuchadas en ese mismo instante, y un cambio radical se produjo en el hombre. Luego se reconcilió con sus enemigos y adoptó una vida penitencial. Los pecadores más empedernidos no podían resistir sus exhortaciones y oraciones en pos de un cambio de vida. Miles acudían a escucharla o solo a verla, y fueron ganados por sus palabras y por su ejemplo de arrepentimiento.

Se reunieron alrededor de la santa un grupo de fervientes seguidores. Por ejemplo, un ermitaño de edad avanzada abandonó su soledad para estar cerca de ella porque decía que encontraba más paz de mente y progreso en la virtud siguiéndola que lo que jamás hubiera hallado en su celda. Otro descubrió que cuando ella hablaba, el amor divino se inflamaba en todo su ser, y su desprecio por lo mundano aumentaba. Un cálido afecto la vinculaba a aquellos a quienes ella llamaba su familia espiritual – hijos suyos dados por Dios a quienes podía ayudar a lo largo del camino hacia la perfección. Ellos eran testigos de su espíritu de profecía, su conocimiento de las conciencias de los demás y su extraordinaria luz en las cuestiones espirituales. Ella leía sus pensamientos y frecuentemente tenía conocimiento de sus tentaciones cuando se alejaban de ella. En ese momento la opinión pública acerca de Catalina estaba dividida; varios la reverenciaban como a una santa, mientras que otros la consideraban una fanática o la denunciaban como hipócrita. Su confesor de ese tiempo, el Padre Raimundo, sería posteriormente el biógrafo de la santa.

Una conciliadora para la IglesiaUno de los mayores logros de Santa Catalina fue su labor de llevar de vuelta el Papado a Roma a partir de su desplazamiento a Francia. Asimismo, se la llego a reconocer como conciliadora – ella comenzó ayudando a resolver varios conflictos familiares, y luego su trabajo se amplió para incluir el establecimiento de la paz en las ciudades estados italianas. Por ejemplo, en 1375, Santa Catalina tuvo noticias a través de Fray Raimundo de que la gente de Florencia se había adherido a una liga que estaba en contra de la Santa Sede. El Papa Gregorio XI, que residía en Avignon, escribió a la ciudad de Florencia, pero sin éxito. Ocurrieron divisiones internas y asesinatos entre los florentinos, y pronto se demando su reconciliación. Santa Catalina fue enviada por los magistrados de la ciudad como mediadora. Antes de llegar a Florencia, se reunió con los jefes de los magistrados, y la ciudad encomendó toda la situación a su criterio, con la promesa de que debía ser seguida a Avignon por sus Embajadores, quienes debían firmar y ratificar las condiciones de reconciliación y confirmar cada cosa que había hecho. Su Santidad, luego de haber tenido una conferencia con ella, en admiración de su prudencia y santidad, le manifestó: "No deseo nada más que la paz. Dejo esta cuestión totalmente en sus manos; solo le recomiendo el honor de la Iglesia." Sin embargo, los florentinos no fueron sinceros en su búsqueda de la paz, y continuaron sus intrigas secretas para apartar a toda Italia de su obediencia a la Santa Sede.

La santa tuvo otra misión durante su viaje a Avignon. El Papa Gregorio IX, electo en 1370, tenía su residencia en Avignon, donde los cinco papas previos también habían residido. Los romanos se quejaban de que sus obispos habían abandonado su iglesia durante setenta y cuatro años, y amenazaron con llevar a cabo un cisma. Gregorio XI hizo un voto secreto para regresar a Roma; pero no hallando este deseo agradable a su corte, el mismo consulto a Santa Catalina acerca de esta cuestión, quien le respondió: "Cumpla con su promesa hecha a Dios." El Papa, sorprendido de que tuviera conocimiento por revelación lo que jamás había revelado a nadie, resolvió inmediatamente hacerlo. La Santa pronto partió de Avignon. Se cuenta con varias cartas escritas por ella y dirigidas al Papa, a fin de adelantar su retorno a Roma, en donde finalmente falleció en 1376.
Posteriormente, Santa Catalina escribió al Papa Gregorio XI en Roma, exhortándole firmemente a contribuir por todos los medios posibles a la paz general de Italia. Su Santidad le encomendó la misión de ir a Florencia, aún dividida y obstinada en su desobediencia. Ella vivió un tiempo allí en medio de varios peligros incluso contra su propia vida. A la larga, ella logró que la gente de Florencia se dispusiera a la sumisión, a la obediencia y a la paz, aunque no bajo la autoridad de Gregorio XI, sino del Papa Urbano VI. Esta reconciliación ocurrió en 1378, luego de lo cual Santa Catalina regresó a Siena.

Conclusión de la Vida de la SantaSanta Catalina regreso de esta manera a Siena, donde prosiguió su vida de oración. Ella obtuvo la unión perpetua de su alma con Dios. Aunque a veces estuviera obligada a conversar con diferentes personas sobre varios y diversos asuntos, ella siempre estaba ocupada y absorta en Dios. En una visión, Jesús se le presentó con dos coronas, una de oro y otra de espinas, ofreciéndole elegir con cual de las dos se complacería. Ella respondió: "Yo deseo, Oh Señor, vivir aquí siempre conforme a tu pasión, y encontrar en el dolor y en el sufrimiento mi reposo y deleite." Luego, tomando ansiosamente la corona de espinas, se la colocó sobre la cabeza.

En 1378, cuando Urbano VI fue electo Papa, su temperamento hizo que los cardenales se distanciaran, y que varios de ellos se retiraran. Luego declararon la elección nula, y eligieron a Clemente VII, con quien se retiraron de Italia y residieron en Avignon. Santa Catalina escribió largas cartas a los cardenales quienes primero habían reconocido a Urbano, y luego eligieron a otro; presionándolos a volver a su pastor legal. Ella también le escribió a Urbano mismo, exhortándolo a sobrellevar con temple y gozo los problemas en que se encontraba, y a aplacar el temperamento que le había llevado a tener tantos enemigos. A través del Padre Raimundo de Capua, su confesor y posteriormente su biógrafo, el Papa pidió a Santa Catalina regresar a Roma. El la escuchó y siguió sus instrucciones. Ella también escribió a los reyes de Francia y de Hungría para exhortarlos a renunciar al cisma.

Mientras trabajaba afanosamente para extender la obediencia al verdadero Papa, la salud de Santa Catalina comenzó a deteriorarse. Ella falleció de un ataque súbito a los 33 años en Roma. Los habitantes de Siena deseaban conservar su cabeza. Hubo un milagro que se comentó en el cual tuvieron un éxito parcial. Sabiendo que ellos no podían llevar a escondidas todo su cuerpo fuera de Roma, decidieron llevar solo su cabeza, la cual colocaron en un bolso. Cuando fueron detenidos por los guardias romanos, oraron para que Santa Catalina los ayudara. Cuando los guardias abrieron el bolso, parecía que ya no contenía su cabeza sino que todo el bolso estaba lleno de pétalos de rosa. Una vez que regresaron a Siena, volvieron a abrir el bolso y su cabeza estaba visible nuevamente. Debido a este relato, Sana Catalina a menudo es observada sosteniendo una rosa. La cabeza incorruptible y el dedo pulgar fueron sepultados en la Basílica de Santo Domingo, donde se conservan en la actualidad. El cuerpo de Santa Catalina esta enterrado en la Basílica de Santa María sopra Minerva en Roma, que se encuentra cerca del Panteón.

Las cartas de Santa Catalina son consideradas como una de las grandes obras de principios de la literatura Toscana. Ella escribió 364, y más de 300 de ellas se conservan en la actualidad. En sus cartas dirigidas al Papa, a menudo se refería al mismo con afecto como “Papa” o “Papi” (“Babbo” en italiano). Aproximadamente un tercio de sus cartas estaban dirigidas a mujeres. Otros destinatarios incluyen a sus diversos confesores, entre ellos Raimundo de Capua, los reyes de Francia y Hungría, la Reina de Nápoles y numerosas figuras religiosas. Su otra obra magistral es el “Diálogo de la Divina Providencia,” un diálogo entre el alma y Dios. Registrado entre Registrado entre 1377 y 1378 por los miembros de su círculo. A menudo considerada como una analfabeta, Santa Catalina es reconocida por Raimundo en su biografía como capaz de leer latín e italiano, y otro hagiógrafo, Tommaso Caffarini, manifestó que la santa podía escribir. El Papa Pío II canonizó a Catalina en 1461, y el Papa Pablo VI le otorgó el título de Doctora de la Iglesia in 1970, haciéndola una de las primeras mujeres en recibir este honor. Su Fiesta es el 29 de abril.

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